Treyarch golpea de nuevo con un espectacular Call of Duty que, lejos de conformarse con modificar la ambientación llevándonos al futuro, viene cargado de novedades tan interesantes como las misiones de estilo sandbox, una mayor libertad de acción, o un arsenal repleto de armas y gadgets completamente nuevos en la serie.
Tras el gran éxito de Black Ops, el equipo de Treyarch demuestra su valentía desarrollando la que puede ser la entrega de Call of Duty más novedosa desde Modern Warfare. No solo por su ambientación futurista, que lógicamente supone un interesante paso adelante dentro de la serie de acción de Activision, sino principalmente por lasnuevas mecánicas jugables que se están aplicando con gran acierto según hemos podido comprobar en nuestra primera toma de contacto con Black Ops 2. Todo ello, por supuesto, manteniendo la característica espectacularidad hollywoodiense marca de la casa.
Guerra sin cuartel
Call of Duty es, como las mejores películas de acción, un título muy espectacular en el que cada detalle ha sido orquestado para dejar sin aliento al jugador. Las explosiones, la aparición repentina de enemigos, los cambios de ritmo en la acción... Todo sigue el estilo ya característico de la serie, con el aliciente de que ahora las batallas son más grandes, épicas y, por qué no, divertidas. Sobre todo por el mayor grado de libertad con el que nos encontraremos a la hora de afrontar cada situación de combate, abandonándose así el "estilo pasillero" que siempre ha predominado en la serie.
Ciertamente, las opciones no son exageradamente amplias ni nada que no se haya visto en otros títulos de corte similar, ya que hablamos de algunas rutas alternativas o escenarios de batalla con varios frentes en los que combatir a gusto del usuario. Sin embargo, dentro del universo Call of Duty supone un gran paso adelante que debe tenerse en cuenta. Más si cabe si se mantiene la espectacularidad e intensidad vista en la demostración del E3, en la que el soldado Mason combatía a muerte por las calles de una ciudad de Los Ángeles completamente devastada por la guerra.
Un espectáculo digno de admiración gracias al trepidante ritmo de la acción y lo variado de las situaciones de combate, permitiéndonos luchar con armas clásicas, a bordo de torretas antiaéreas, conduciendo drones de combate, pilotando con cierta libertad un avión e, incluso, sobreviviendo a oleadas enemigas haciendo uso de rifles de precisión. Para ser un solo nivel, hay que reconocer que Treyarch ha puesto toda la carne en el asador.
Ampliando el radio de acción
Pero Black Ops 2 será más que una bonita campaña individual -de la que no se han dado más detalles- o un adictivo juego de acción competitiva a través de Internet. Como decíamos, va camino de convertirse en el Call of Duty más rompedor desde Modern Warfare, y eso es gracias a la inclusión de un nuevo tipo de misiones, llamadas Strikeforce, que destacarán por su elevado componente estratégico y por desarrollarse sobre escenarios de mundo abierto.
En este sentido, estas misiones recuerdan en esencia a las clásicas partidas por Objetivos vistas en algunos juegos de acción multijugador, con la salvedad de que aquí no contamos con el apoyo de otros usuarios y son nuestras decisiones estratégicas las que marcan el éxito o fracaso de las batallas. De hecho, en todo momento podemos abandonar la perspectiva en primera persona para contemplar el campo de batalla desde arriba, siendo posible impartir órdenes sencillas a nuestros soldados para que se dirijan a donde deseemos y actúen tal y como queramos. Todo ello, claro está, a través de una sencillísima interfaz de usuario.
La libertad de acción es tal que desde Treyarch aseguran que este tipo de misiones pueden completarse perfectamente desde la perspectiva estratégica, sin necesidad de mancharse las manos "poseyendo" a cualquiera de los soldados o vehículos bajo nuestro mando. Además, y a pesar de no estar directamente relacionadas con el argumento principal del juego, el cómo completemos estas misiones -en las que también se puede fracasar- determinará el desenlace final de la aventura. Por tanto, hablamos de un juego con varios finales alternativos que varían en pequeños detalles, pero suficientemente importantes como para que se noten nuestras acciones dentro del universo Black Ops.
Definitivamente Black Ops 2 no es un juego rompedor, pero dentro de la línea conservadora que ha seguido la serie estos últimos años, es un título francamente novedoso. De lo visto, nos quedamos con su magnífica ambientación, su trepidante ritmo de la acción y, claro está, con novedades como esa mayor libertad de movimiento o las misiones Strikeforce. Mejoras que, sumadas a los nuevos contenidos en los que trabajan pero que aún no han detallado, prometen convertir a este Call of Duty en uno de los grandes referentes de la acción del año.
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